The Guardian sobre el documental de Moore:
http://film.guardian.co.uk/cannes2004/story/0,14498,1219269,00.htmlLos Bush y los Bin Laden: una película apasionada y antiguerra es
una historia de dos familiasCannes 2004 Peter Bradshaw Martes 18 de Mayo de 2004
Fue estridente, apasionado, a veces ultrajantemente manipulador, y a
menudo clamorosamente selectivo en su material, pero "Fahrenheit 9/11",
de Michael Moore fue un objeto arrollador, polémico, anti-Bush y
anti-guerra, arrojado como un artefacto incendiario en el
multitudinario festival de Cannes.
Incluyó una denuncia total de los enlaces entre las familias Bush y Bin
Laden, la asociación petro-comercial que permitió que docenas de
miembros de la familia Bin Laden abandonaran el país hacia Arabia
Saudí, después del 11 de Septiembre [9/11], y que necesitaba la guerra
de Irak como distracción masiva.
Además, Moore presenta nuevas y vomitivas imágenes de la guerra, con
soldados americanos humillando a sus prisioneros mientras otros toman
fotos con sus cámaras digitales, aunque Moore es ntablemente amable en
atacar a los políticos, no al ejército.
Es muy improbable que un documental gane la Palma de Oro, pero este es
un film excitante e incluso refrescante, especialmente al llegar en un
momento en el que los comentaristas políticos a ambos lados del
Atlántico, tanto progresistas como ex-progresistas, están aparentemente
tan por encima y son tan sofisticados como para estar enfadados por la
guerra.
En Cannes, por estas fechas el año pasado, las relaciones
franco-americanas eran tan malas, y los sentimientos tan a flor de
piel, que esta película dificilmente podía haberse exhibido sin que se
provocaran disturbios. Ahora ha sido recibida en un ambiente de
consenso, nervioso y caldeado. Un relaciones públicas americano
comentó: "¡Me entran ganas de quemar mi pasaporte!"
Contiene menos chistes y chorradas que los que atrayeron y enojaron en
su documental antiarmas "Bowling for Columbine". Consiste esencialmente
en una sucesión lineal de secuencias y gráficos, con la voz superpuesta
del falsamente ingenuo Moore.
No posee un momento espectacular, como el encuentro de Moore con
Charlton Heston, aunque el director grita preguntas al presidente, al
que despreciativamente llama "Gobernador Bush", y es recompensado por
él con un gruñido sugiriéndole que se busque un trabajo de verdad, lo
cual no deja de tener su caradura, viniendo del alocado chico de la
fraternidad, y jefe de estado, que hace parecer a Ronald Reagan un
estajanovista.
"Fahrenheit 9/11" comienza descaradamente con imágenes de los
principales protagonistas (Bush, Dick Cheney, Condoleeza Rice y Paul
Wolfowitz) sonriendo con suficiencia y arreglándose para aparecer en la
televisión. Wolfowitz incluso posee la costumbre de lamer el peine
antes de pasárselo por el pelo, lo que obtuvo un ensordecedor
"eeeeuuuuugh" de la audiencia.
Lo que se entiende es que aquí esta la banda corrupta al completo, los
que amañaron las elecciones del año 2000, que coemnzó cuando John
Ellis, primo de Bush, ejecutivo de Fox News, fue esencial en
"proclamar" la victoria de Bush/Cheney esa noche y animar al resto de
cadenas a unirse.
A partir de ahí, Moore esboza las relaciones tejano-saudíes a través de
los Bin Laden. Esto implica en gran medida a George Bush padre, que,
lejos de ser un viejo caballero retirado, es un jugador vigoroso en la
escena política y empresarial, que aprovecha extensamente la
prerrogativa de los ex-presidentes de recibir informes de espionaje.
Moore presenta una escena divertida y aterradora, al mostra la cara de
conejo iluminado por los faros que pone el presidente cuando es
imformado del segundo impacto de un avión contra las torres, mientras
se encontraba en un evento literario infantil. Un cronómetro aparece en
la esquina de la pantalla, mientras los minutos pasan y el presidente
continúa leyendo "Mi cabrita", sin saber que hacer con lo que le han
dicho sus asesores.
La Guerra de Afganistán llega y se va sin que se capture a Osama bin
Laden, aunque Moore está a punto de decir que la administración de Bush
no quiere pasar por el mal trago de atraparlo. Con la excusa del
terrorismo se puede iniciar la gran guerra contra el objetivo,
diplomáticamente seguro, de Irak, en cuya reconstrucción las grandes
empresas poseen intereses económicos, y el arco narrativo de Moore nos
lleva al asunto de la seguridad nacional, y su cultura del miedo que
permite beneficios políticos, asi como a las zonas de reclutamiento en
la América profunda, llevando a blancos pobres y a negros pobres a
luchar la guerra de Bush, mientras el recuento de víctimas se eleva.
Moore centra un momento especialmente emotivo en una madre con familia
militar, que llora a su hijo fuera de la Casa Blanca. Esto explica su
reluctancia a remarcar el asunto de las torturas.
La gran omisión de Moore es Tony Blair y el Reino Unido. Presenta un
hábil pastiche de la secuencia inicial de la antigua serie de TV
"Bonanza", con Bush y Blair hechos parecer vaqueros. Pero en una
sección sobre la desastrosa "coalición de los voluntarios" que debía
proporcionar legitimidad internacional a la invasión, no se menciona la
parte desempeñada por este país. Esto solo puede explicarse por la
insistencia de Moore en el aislamiento internacional de los Estados
Unidos y su arrogancia. Es una perspectiva extraña y parcial.
Mientras tanto, se prolonga el debate sobre la presión de las empresas,
a medida que Moore avanza. El director afirma que a Mel Gibson, jefe de
Icon Films, se le dijo "no esperes más invitaciones de la Casa Blanca
si financias esta película". Gibson ha ganado mucho dinero con "la
pasión de Cristo" gracias a una masa internacional de espectadores
cristianos. Existen millones de personas anti-Bush en el mundo. "la
pasión de Michael Moore" podría convertirse en un gran éxito.