Después de un intensa gira mundial para promocionar Takk…, el cuarteto Sigur Rós decidió embarcarse en una mini-gira final en la que recorrerieron su natal Islandia para ofrecer conciertos gratuitos a los habitantes de los lugares de sus visitas, sin importar si las presentaciones eran sólo para un puñado de pescadores de la localidad o bien para cientos de fans.
Ésa sería una buena síntesis de lo que Heima documenta. Sin duda podría profundizar con más detalles, pero sería inútil, pues Heima, como la obra visual que es—y por lo que representa—tiene que verse y escucharse, no para entenderla, sino para sentirla.
Heima es una hermosísima colección de imágenes que no hacen sino poner de manifiesto la relación—tanto delicada e íntima, como majestuosa y extraordinaria— que existe entre esa tierra de hielo y lava que es Islandia y la música de Sigur Rós. Y es que en verdad que las imágenes han sido seleccionadas, filmadas, fotografiadas y editadas con un ojo al detalle como si de una artesanía se tratara: con la precisión y el cariño infinito de quien ama su tierra y la muestra con orgullo y con humildad. Una postal mágica que te lleva a esos lugares en medio de la nada—a los campos de lava, a los fiordos, a la laguna glaciar—, por medio de coloridas imágenes de ensueño y y música exquisita. Y la magia ocurre verdaderamente cuando, después de haber estado ahí, en medio de la nada, comprendes perfectamente que la música de Sigur Rós no podría ser de otra manera: lo mismo suave y delicada como salvaje y primitiva.
La música de Sigur Rós goza de una emotividad única—a modo personal, son la única banda que en los últimos años me ha sacado lágrimas de la nada, con sólo ponerle play a sus discos. Esa emotividad llega a su punto máximo cuando los sonidos de los islandeses se funden con los paisajes y la gente de su tierra: una banda de metales se une con ellos en el escenario (“Se Lest”), una fábrica abandonada en Djupavík es el escenario perfecto para “Gítardjamm”, la banda entera tocando una marimba hecha de piedra volcánica, un final catártico y eterno con “Popplagið” como protagonista…
En Islandia lo que hace Sigur Rós tiene más sentido que en ningún otro punto del globo. En Islandia todas las piezas encajan a la perfección. Y quizá por esa misma conjunción es posible que Heima reúna las mejores presentaciones en vivo de la banda. Después de todo, como bien dice el dicho, no hay lugar como el hogar, y con quien más se luce uno a la hora de hacer gala de algo es frente a la familia.
Con Heima Sigur Rós demuestra que es uno de esos grupos que hacen música no para recibir algo a cambio—millones, renocimiento, estatus, alabanzas—, sino por un simple impulso creativo personal y también para dar: Heima es un regalo para su pueblo, y, a través de este maravilloso documental en DVD, para el mundo. Nos abren las puertas de su heima, de su hogar.
Puntuación: 10/10